Víctor Ginesta, del interesantísimo colectivo corrosivo-musical catalán Detakon, ha escrito una crónica del concierto de Extinción De Los Insectos el pasado sábado en el festival Ho Fem Nosaltres.
Aquí puedes leerla en su sitio original:
Durante el pasado fin de semana, el colectivo Disciplina organizó las jornadas punk “Ho Fem Nosaltres”, celebradas en el Casal de Joves Guineueta. Dentro del programa, estaba incluida la primera visita por tierras catalanas del combo madrileño Extinción de los Insectos. Bajo esta denominación, se esconde el nuevo proyecto del tándem formado por Miguel y Jose, quienes fueran baterista y guitarra en Ensaladilla Rusa y Campamento Ñec. En mi opinión, dos de los aventuras más recomendables de la música subterránea española de este siglo. En un día de perros, con una inclemente lluvia cayendo copiosamente y en un espacio situado en las afueras, había entre el público multitud de músicos de bandas locales de distinta índole y pelaje. Previamente a ellos, había programados 4 conciertos más de los que únicamente pude ver el que realizaron las barcelonesas Sect, un enérgico cuarteto punk integrado casi exclusivamente por mujeres y que desplegó una energía y lozanía ciertamente contagiosa. Al acabar ellas, y en un escenario a ras de suelo, Jose se sentó en una silla mirando hacia Miguel, mientras el público se posicionaba a izquierda, derecha y delante del escenario. Su puesta en escena, modesta y rozando lo descuidado -con la funda de guitarra en medio del tablado-, nos indicaba que la única cosa importante iba a ser la música, sin artificios ni efectismos de ningún tipo.
Lo primero que llama la atención del grupo es que la música que
facturan es cortante y breve, como lo era la de sus grupos precedentes.
Son trabajadísimas piezas compuestas bajo formas y dinámicas que parecen
improvisadas pero que no lo son en absoluto -a la suerte de otras
bandas como la Magic Band circa Trout Mask, Harry Pussy o DNA- y que raramente pasan del minuto. Jose, armado con una Fender, dos pedales de delay, uno de distorsión y uno de fuzz,
fue creando esculturas de sonidos con su guitarra que oscilaban entre
coloristas y trepanadoras, en rachas de combustión psicodélica
disparadas a ritmo de espídicos punteos y tappings que se
abrían paso jugueteando entre plásticas y complejas dinámicas
percutivas. La forma de tocar de Miguel, musculosa y abierta, destaca
por su desacomplejado relleno de los fills. La compenetración
entre ellos eran ajustadísima y certera, una combinación explosiva entre
contundencia metálica, la espacialidad de la interacción del jazz y
estructuras movedizas. Algo remarcable era la intensidad que conseguían
con sus intervalos reducidos a la mínima expresión. En tal contexto,
generaban planicies e interacciones cortísimas pero que conseguían
sacudir en forma de amables latigazos. Las onomatopéyicas voces
reverberizadas de Jose completaban el cuadro.
En resumen, fue un set de divertidas y golosas miniaturas de música
tocadas a velocidad de guepardo que en su breve pase por Barcelona -el
concierto pudo durar fácilmente 20 o 25 minutos- dejó un dulce sabor de
boca. Tanto que el propio grupo tuvo que atender a la petición del
respetable para que acometieran un bis. Con la publicación de su debut
autoeditado en Afeite al Perro a punto de caramelo, la vuelta de esta
pareja es una excelentísima noticia, y esperamos que no pase mucho
tiempo hasta que podamos verles de nuevo por la Ciudad Condal.
Victor Ginesta. 15 de Octubre de 2012.
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