domingo, 2 de diciembre de 2012

ATOMIZADOR/PRISMA EN LLAMAS RESEÑA


Una crítica extensa del disco compartido de Atomizador y Prisma en Llamas: 

http://vanishingpoint.es/REVIEW-detail/atomizador-prisma-en-llamas-split-ep/



Un viernes en Septiembre de 2010 me acerqué en solitario a la Sala Siroco para ver a Prisma En Llamas y adquirir con descuento el EP que presentaban esa misma noche, Aeropuerto Extrañamente Blanco. No temáis, esto no va de rollos nostálgicos, qué recuerdos y mierdas de esas. Intento plasmar torpemente la devoción que en mi despertaron, nada más. Fue escuchar las canciones en su bandcamp y quedar sin palabras. Tenía que conseguir ese disco y ver en directo a los titanes responsables de tamaña enormidad. Una vez dentro de la Siroco, durante Burro Ácrata me dio un satán severo, un ataque raro de ansiedad o algo así, por lo que tuve que pillar el vinilo e irme mareado hasta dar con un bar –el Tempo II, gran lugar donde ahora se celebra el Nuevo Amanecer- y reponerme con una pinta y una ración de lacón. Ya de vuelta en mi caí en que no había podido disfrutar de Prisma En Llamas. Tampoco de Atomizador, a quien no conocería hasta un año después (con su disco Pop Radical, que es algo que escapa a toda descripción que difiera de su título), y ahí quería llegar con la introducción: a la conclusión de que todo tiempo que uno permita transcurrir sin escuchar a Atomizador es tiempo perdido, y del que no se encuentra ni se puede evocar. Nada de magdalenas proustianas. De verdad, si no habéis escuchado ni a Prisma En Llamas ni a Atomizador, dejad de leer ya que mejor será que invirtáis el tiempo en sus bandcamps. No os pase como a mi.
Las dos bandas se reúnen en este artefacto para entregar el mejor EP del año. Una banda una cara, perfecta equivalencia uno a uno. La coincidencia no es arbitraria o fruto de algún capricho del azar, Jose (Atomizador) y Pablo (de Prisma En Llamas) habían coincidido en Ensaladilla Rusa e imagino que les unirá cierta amistad; como poco cierta camaradería, ya que Pablo grabó las canciones de Atomizador. El caso es que cada cara/formación supone un modo de concebir el pop radicalmente distinto a las coordenadas del falso underground, con puntos en común y nexos entre ambas bandas pero, a su vez, esencialmente divergente entre ellos y a años luz de otras propuestas por todos conocidas. Supone un soplo ya no de aire fresco, no, es glacial de tanto como puede cambiar la temperatura del panorama pop. En este split y en su trayectoria anterior. Se adivina una libertad absoluta para hilar lo que les venga en gana, la clase de libertad que sólo puede ser consecuencia de un correcto entendimiento del DIY con unas ganas de experimentar sanísimas. El pleno convencimiento de que uno apuesta a la mano correcta, jugártela irracionalmente de modo visceral: si pierdes te hundes, pero si ganas lo habrás petado. Atomizador y Prisma En Llamas no conocen la derrota todavía.
La cara de Prisma En Llamas está grabada por Cristian Pallejá, nombre que garantiza la calidad en todo lo que toca (bien contentos quedaron Los Lagos de Hinault con él y su paciencia). A Pablo y Hugo se les ha unido Rubén, ya no son el dúo de Aeropuerto Extrañamente Blanco. Sus 4 canciones transitan por el universo de sonidos caleidoscópicos de menos de 3 minutos de ese primer EP, con sus letras sinestésicas de entonces cambiando al protagonismo de la naturaleza, los astros y los fenómenos meteorológicos. Ballenas, con sus conclusiones contradictorias –casi bipolares, por esos cambios de opinión en sólo dos minutos de canción- nos introduce en su alucinado y alucinante mundo para no querer volver a la realidad, gris y mediocre. L’indret Fosc nos recuerda que son capaces de componer las mejores canciones pop del mundo, como sucedía con Cadete hace un par de años. Dicen que ¨despertar también es un regalo para el sol¨, a lo que añadimos nosotros -en discrepancia- que lo que de verdad son regalos son canciones como esta. Hay Una Selva parece que se jacta desde su título del componente tropical/selvático que tienen las canciones de Prisma En Llamas. Esto debería ir acompañando a las secuencias de El Libro De La Selva (en su versión Disney), en las que Mogwli sale bailando con el oso petándolo muy fuerte. Y tiene cierto aire a El Niño Gusano en la letra, concretamente a Mme. Dos Rombos. Zanjan su parte aprovechando para saludar a Tori Kudo, de Maher Shalal Hash Baz. Nos dejan maravillados de nuevo y con una banda por investigar, como debe ser.
Atomizador nos lo descubrió Javier Castro, auténtico devoto de la obra de Jose y a quien dedica un apartado de su Ilustrando El Underground. Es una cosa muy difícil de explicar con palabras. Su música son piezas cuyo título se corresponde con el orden que ocupan en la secuenciación del disco en el que aparecen. Las hace o con su ukelele o con su guitarra, por lo que podríamos decir que se maneja bien en terrenos acústicos. Ambos instrumentos los maneja como un virtuoso. La parte lírica –salvo las versiones, que se le dan de miedo- son onomatopeyas, lo que debería hacer a su música algo universal tanto por accesibilidad (no hay fronteras idiomáticas) como por accesibilidad (hay un gran componente experimental, pero en esencia lo que hace en este proyecto es pop). Su CV incluye, además de los ya mentados Ensaladilla Rusa, a los geniales y efímeros Campamento Ñec Ñec, y ahora parece andar liado con Extinción De Los Insectos, una suerte de Lightning Bolt a la española (cambiando el bajo de los de Providence por la guitarra eléctrica). Tiene una versión de Alas De Algodón (Vainica Doble) que consigue que podamos oír la canción con cierta regularidad (la original es tan pero que tan jodida que nos deja siempre exhaustos y hechos una puta mierda, por lo que procuramos no reincidir en su escucha). Y aquí, en su condominio del vinilo, entrega 7 piezas –incluyendo una versión de Kill From The Heart, de The Dicks- que ya desde un primer instante nos desmontan varios mitos dados por ciertos. A saber: que Animal Collective son insuperables, que para hacer música lo mejor es disponer de una banda y que hacer uso de un ukelele significa sonar ñoño. Jose, con sus 4 temas al ukelele espídico –ukelele-core lo llama él- y los otros a la guitarra nos invita a un paseo por el lado más frenético que pudiera conocer el pop, cortos pero intensos viajes a unos mundos propios del Brian Wilson de frenopático componiendo una banda sonora para cualquier película de la Factoría Ghibli o encerrándose para hacer nuevas pistas lisérgicas para su versión de Hora De Aventuras. Hay que oírlo, en serio. Alucinante.
El vinilo se completa con el diseño gráfico de mDonada (para la cara de Prisma En Llamas) y del propio Jose -bajo su seudónimo Haz- para Atomizador. Escuchadlo. Compradlo. Y no olvidéis dar las gracias a Chingaste La Confianza, Afeite Al Perro y Gssh! Gssh!, culpables en contubernio de a tres de este discazo.

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