Qué se puede decir de Olaf Ladousse…toda una institución en el mundo gráfico estatal, editor del fanzine gráfico más longevo que conozco, el increíble Que Suerte, inventor de preciosos objetos sónicos (los Doo Rags y ahora La Cabeza de Alfredo García), artesano, tallador y dibujante, músico singular bajo el nombre de Burro Ácrata y en Los Caballos De Düsseldorf y auténtico erudito de la cultura gráfica y musical subterránea. Una de mis máximas fuentes de conocimiento e inspiración.
1. Olaf, ¿cuántos años llevas haciendo el Qué
Suerte y cuántos números han salido hasta ahora? Al no estar numerados es
difícil de saber…
Tradicionalmente el fanzine no lleva numeración, ni
fecha, ni paginación. El índice acredita las historietas y las numera para que
el lector se entretenga contando las páginas hasta resolver la ecuación. Es un
ejercicio proclive a la aproximación y la atribución errónea de un cómic a un
autor equivocado. Para no traicionar a los seguidores les dejaré calcular.
Publico anualmente un número desde 1992. Pronto alcanzaremos un año nuevo con
el nº Equivocado. Sepan los completistas que también existe el nº Calle en formato cartel (precursor del
Cartel) pegado en su tiempo por las calles de Madrid que nunca se llegó a
vender. Quizás eso sume una coma al resultado que habréis calculado.
2.
Hacías fanzines cuando vivías en París o empezaste a publicar en Madrid?
¿Imagino que llevas toda la vida en el mundo gráfico o me equivoco?
Como todos los niños, nací en París pero nunca viví
allí, soy de las afueras, del extrarradio y del extranjero. De pequeño dibujaba
como todo el mundo. En la escuela intentaron enseñarme a leer y escribir,
seguía dibujando mejor. En la banlieue
pintaba plantillas, todavía no doblaba fanzines. Compré mi primera grapadora al
llegar a Malasaña.
3.
Sé que para ti el Qué Suerte es un fanzine de historietas aunque muchas veces
los participantes hacemos “trampas” y mandamos dibujos (yo alguna vez lo he
hecho…). ¿Incluyes siempre en el fanzine todo lo que te mandan o haces alguna
mínima selección?
Consigo colaboraciones estelares enviando grabados
policromáticos a modo de invitación para cada nuevo número del ¡Qué Suerte!,
ahí se realiza la selección. Luego procuro escaquearme lo más posible de los
invitados espontáneos. Sobre los dedos de una mano de carpintero jubilado se
pueden contar las historietas que dejé fuera. Me cuesta rechazar colaboraciones
aunque me encanta mentir.
4.
He hablado con otros dibujantes del Qué Suerte y todos coinciden en que cuando
mandan sus páginas tú nunca dices si te gusta o no. ¿Por qué nunca te
pronuncias?
Soy el editor y fabricante del fanzine, asumo la
elección del tema pero considero que el nivel del resultado final es
responsabilidad del conjunto. Si un número sale mejor o peor es culpa vuestra.
No soy el único lector, calculo que dos centenares largos de aficionados pueden
tener gustos divergentes, una historieta que no me gusta puede tener otro sabor
en otro paladar. Me importa más el entusiasmo de una acción que el resultado
final. Como ves cualquier excusa es válida para no pronunciarme.
5.
¿Cuáles son tus artistas favoritos o los que más han marcado tu estilo?
Supongo que te refieres a mi estilo gráfico y no a mi
maestría arpegiar acordes rítmicos. Cuando llegué a Madrid intentaba imitar a
Mauro Entrialgo, luego conocí a Cutlas, mientras disfrutaba con el Dirty Plotte
de Julie Doucet, la que más me empeño en imitar, ¿sabías que se dedicaba a
tallar linóleo antes de dibujar cómics? Por suerte nunca logré emular a mis
ídolos y así conseguí un estilo propio. En cuanto al formato y la presentación
del ¡Qué Suerte! me inspiré en el Raw de Art Spiegelman y Françoise Mouly por
el nivel de los colaboradores y Le
Dernier Cri por la calidad de impresión. Al mear tan alto
conseguí alcanzar una fruta en la rama sin salpicarme los zapatos.
6.
Ya sabes que yo soy muy fan de Pascal Doury y Bruno Richard (ESDS). Junto con Le
Dernier Cri
(editorial que descubrí gracias a ti) fueron decisivos para mí. ¿Te sientes
heredero o parte de esa escena francesa?
Soy más joven que Pascal Doury y Bruno Richard, nunca
llegué a conocerlos. Mientras que Pakito Bolino de LDC solo me lleva 3 años y
empezamos a editar quasi a la vez, ídem para L'Association de J.C. Menu. La
escena francesa la conozco desde fuera y seguramente menos que tú. Casi
controlo más la generación Bazooka (Kiki y Loulou Picasso, Olivia Clavel). Me
identifico mucho más con la escena ibérica del Paté Marrano, Mondobrutto...
7.
Casi todos tus dibujos y cómics son en realidad grabados en linóleo, ¿no? ¿Cómo
empezaste en ese mundo? ¿Podrías explicar los detalles técnicos de cómo los
haces?
Solo publico historietas talladas en linóleo en el
¡Qué Suerte! el resto de mis historietas están dibujadas a plumilla (gran
hazaña para un zurdo, mientras que tallar imágenes al revés es pan comido para
un disléxico). Aquí va mi secreto: dibujo un esquema muy muy muy esquemático y
aproximativo de la página, afino el boceto sobre la placa de linóleo
invirtiendo el orden de las viñetas, la primera arriba a la derecha, en este
punto abro la primera cerveza y procuro no cortarme demasiado los dedos con las
gubias. Luego entinto la placa mientras remojo el papel, lo coloco húmedo sobre
la placa, cubro el sandwich con una capa de fieltro, me arrodillo con el
rodillo de amasar en medio del salón y me marco una sesión de abdominales para
cada estampación. Para las historietas con plumilla aprovecho mi recién
desenfoque para dibujar sin gafas, luego al calzar las lentes me maravillo de
haber por fin logrado la tan deseada "línea chunga". Últimamente me
niego a retocar el arte final, las manchas se quedan y los accidentes brillan
en el oscuro reflejo de la tinta china.
8.
Tu mundo artístico es absolutamente personal y conecta con tu faceta de
artesano e “inventor”. Te construyes tus muebles, tus instrumentos musicales,
etc. Creo que esto es lo que más me gusta de ti, ¿me podrías explicar de dónde
sale todo eso? ¿Es una forma de autogestión? A mí me parece que es algo que va
en dirección opuesta al consumo voraz y al despilfarro vigente.
Todo eso sale de la calle. Si viviese en el campo
saldría del bosque. Mi economía solía ser precaria y mi repelús a las últimas
tendencias reciclaron mi gusto por el objeto caduco. Me tiré 5 años estudiando
diseño industrial en una escuela muy entretenida al norte de los Pirineos,
también me formé unos meses en el DF de México. Unos me enseñaron a diseñar
unas moderneces, otros a reciclar cualquier chatarra. Me casé con el tercer
mundo. Estamos atrapados en la espiral del consumo continuo para que la
economía siga creciendo, mientras que los imperativos ecológicos nos
recomiendan el consumo mínimo. Está
claro que lo bueno para el planeta no lo es para la economía. Vivo en la ciudad
rodeado de desperdicios para unos, ampliamente aprovechables. No soy tan
radical como el yoda Fela Borbone, inspirador y guía de mi destornillador y
alicates, pero comulgo con su arte resucitador. Del otro lado, reconozco que
soy incapaz de reciclar los tres acordes.
9.
Aparte de la publicación del nuevo Qué Suerte y tus preciosos fanzinitos de
sellos (gratuitos!) que nunca paran de salir, ¿estás preparando algo más ahora
mismo?
Acabo de estampar otro librito de sellos, esta vez
impresos en una vieja prensa de pruebas en la ciudad de Ljubljana. A la vuelta
en tránsito en el aeropuerto de Zurich, preocupado por las pegas crecientes
para viajar con la Cabeza de Alfredo García sobre las rodillas, me antojé
fabricar una desmontable. También ando fabricando fundas para mi enorme
colección de singles huérfanos de carpetas. Antes coleccionaba picaportes
fundidos en aluminio... cosas más tontas habré hecho (solo tengo 6 puertas en
casa).
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