Manchas y Ruido # 7 (2018).
"Life is a Rip Off" (John
"Inzane" Olson, 2016) se ha convertido en mi libro musical
favorito de todos los tiempos. Es raro decir esto de un libro tan reciente,
pero así es. Un disco al día durante un año a cargo del entrañable John Olson,
de Wolf Eyes. TONELADAS de información musical y una visión estética única y
perfecta. Hard bop, hardcore punk, death metal, blues, prog-rock, electrónica,
jazz a mansalva...La cristalización en forma de tomo del fanzine Forced
Exposure y la revista Bananafish. El único libro que conozco donde se comenta
el estilo baterístico de Ed Blackwell en una reseña de Lärm o se habla del
sello ESP en discos de death metal extremo o del sello Alta Intensidaz. Cero
pedantería, cero mesura, TODO pasión hiperbólica desmesurada. Lo tengo tan
manoseado que ya estoy pensando en adquirir otra copia.
"Vinyl Freak: Love Letter to a Dying Medium" (John Corbett,
2018) es un
libro increíble sobre las aventuras y desventuras del crítico de jazz John
Corbett en sus años y años de yonqui musical coleccionista de discos. La
portada del libro es fea de narices (eso me hizo dudar) pero por dentro es una
verdadera virguería: montones de reseñas preciosas de discos de jazz oscuro
(con tendencia hacia el "avant garde", o "creative music",
como él lo llama) con sus bellísimas portadas a todo color, montones de
historias hilarantes sobre la vida del coleccionista (el camino de la vergüenza
demasiadas veces, sigh...), una lista gigante de microrreseñas de su colección
que da muchísima envidia, y un flexi de 7" del gran Sun Ra. Si te interesa
el jazz ni lo dudes.
(Mats Gustafsson desquiciado).
"Discaholics" Record Collector Confessions Volume 1"
(Mats Gustafsson, 2017) es otro libro sobre el maravillosísimo mundo de los discos. ¡Pero qué
puede haber mejor que un disco bonito! La portada anticipa el mundo al que vas
a viajar en breve, el tamaño, la forma, el color, la galleta, ponerlo y que sea
un objeto móvil en giro perpetuo como nuestra galaxia, el roce de la aguja y su
ruido (que tantos audiófilos odian, pero como decía John Peel: "Life has
noise surface"), y la música...una de las cosas más mágicas que hemos
hecho los humanos...si piensas así, este libro te va a encantar. Entrevistas
sobre discos (y por ende, música) con coleccionistas de renombre como Thurston
Moore, Henry Rollins, Robert Crumb, Byron Coley...todo ello conducido y editado
por el enloquecidísimo saxofonista y coleccionista demente Mats Gustafsson. De
hecho, el libro es una pequeña recopilación de algunas entrevistas de su
página. La verdad es que podría haberlo hecho un poquito más extenso, la cosa
promete una segunda parte. SI no quieres gastarte la pasta y quieres leer las
palabras de toda esta panda de retentivos anales, pincha aquí : http://matsgus.com/discaholic_corner/
"Tattoo Flash"
(Olivia Gibb, 2017)/"Life Aint So Tart After All" y "Fun and
Suffering" (Martin J Meyer, 2016/2018). Tres fanzines salidos del universo Lumpy. Hay que
decirlo, el bombo que tiene Lumpy Records está justificado. Lumpy es una
especie de Ralph Records moderno. Si la buena gente de Residents convirtió su
sello en el hogar de marginados psicodélicos que no encajaban en ninguna parte,
Lumpy parece el refugio de nerd-punks esnifadores de pegamento del medio oeste
estadounidense. Estos tres fanzines, al igual que todos los discos del sello
que tengo, están llenos de dibujos salvajes, descuidados, sucios, y totalmente
fantásticos. Hace bien poco, tuvimos la suerte de poder ver en directo a Lumpy
& the Dumpers y posteriormente a Warm Bodies, ¡tremendos ambos! El
concierto de Lumpy fue como la revancha de los novatos a 300 decibelios,
mientras que Warm Bodies sonaron a los primeros Butthole Surfers y a Stick Men
With Rayguns mezclados con Bags, Zappa y Deadbeats, la repanocha. En el
concierto de WB adquirí una cassette preciosa llamada "Mutants For Nuclear Waste VS. GWTW" llena de proyectos
pseudoelectrónicos salidos del árbol genealógico de esta tribu que tiene una de
mis canciones favoritas del año:"Millenium Allen", de Blue Detergent
(proyecto del ALUCINANTE guitarra de Warm Bodies). https://lumpyrecords.com/ https://oliviagibb.com/
(Witcyst).
El sello Pica Disk,
que lleva años machacando nuestros pobres tímpanos a base de noise electrónico
noruego y japonés, ha sacado en los últimos meses (con la ayuda del buenísimo
sello End of the Alphabet) dos cosas que casi casi son mis discos favoritos de
los últimos tiempos. Dos documentos sónicos de dos de los personajes más
míticos y enigmáticos de la subterraneidad electrónica neozelandesa: Witcyst y
Omit: "Witcyst. Real Folk - Lathe
Cut Singles 1993 - 1997" recopila 20 "lathe singles" de este
fascinante música y artista outsider. 4 cds llenecitos de barro sonoro y 3
libretos que arrojan un poco de luz al pensamiento y forma de vida de Michael
Veet Ruiliude (nombre real). "Omit.
Enclosures 2011 - 2016" recopila 5 cds de la impresionante música de
Clinton Williams, alias "Omit". Omit es, en mi opinión, uno de los
músicos electrónicos más brillantes de los últimos 20 años, aunque no mucha
gente lo sepa. Sus ambientes y paisajes son realmente únicos, al igual que su
fascinante arte gráfico, del que el libreto de la caja incluye algunas muestras
(menos de las que me habría gustado, ¡la verdad!). Dos cajas increíbles llenas
de música surreal y arte bruto a cargo de dos de los dos ermitaños más míticos
e interesantes salidos de las catacumbas del DIY electrónico. Dos tesoros de
música insular nacida de la pura necesidad; la libertad y la expresión pura de
Witcyst y la minuciosidad extrema de Omit. Dos ejemplos perfectos del tipo de
arte que más me inspira. http://www.picadisk.com/
Fördämning es un fanzine sueco que lleva desde 2012 sacando números en
progresión geométrica cualitativa. Heredero del espíritu de publicaciones como
Forced Exposure, Opprobrium y Bananafish, es ahora mismo mi fanzine favorito.
Su responsable, Matthias Andersson, escribe de maravilla y es un auténtico
yonqui musical. Artículos completísimos sobre Harry Pussy, Xpressway, Corpus
Hermeticum (el tipo tiene una maravillosa nada saludable obsesión con Nueva
Zelanda), Stomach Ache (es increíble que alguien se acuerde de ese estrambótico
sello), Penultimate Press, Altar of Flies, World of Pooh...un auténtico
festival. Además, el tipo lleva el sello y distro I Dischi Del Barone, un
caleidoscopio de joyas de diversos estilos y precios asequibles. http:/ / iddb.se/
Minóy fue el
pseudónimo bajo el que el californiano Stanley Keith Bowsza publicó decenas de
cassettes de 1986 a 1992. En mi opinión, el “home-taper” más interesante junto
con Agog (Damian Bisciglia). Cintas como “In Search Of Tarkovsky”, “Firebird” o
“The Flavor Of Acid On Ice”, son obras impresionantes que están pidiendo a
gritos una reedición en condiciones. En 2014, la editorial Punctum Books
publicó un pequeño libro llamado “Minóy”
(Joseph Nechvatal) que acaba de caer en mis manos y es uno de los pocos
sitios donde se puede leer sobre el arte y la música de este oscurísimo
gigante. Lo mejor del libro es un emotivo recuerdo escrito por su amiga Amber
Sabri, que es una de las pocas descripciones que existen de la atormentada
personalidad de Minóy: Agorafobia, manía, paranoia y un amor total y absoluto
por el arte y la música. Si no conoces
la increíble música maximalista de Minóy, en www.archive.org puedes encontrar algunas de sus cintas más
célebres, y en minoy.bandcamp.com su viejo amigo Philip B. Klinger (otro
“home-taper” mítico bajo el nombre PBK) ha subido varias cassettes maravillosas
que consiguió recuperar tras el fallecimiento de este grandioso artista. Si
como yo, prefieres la calidez del objeto a la desmaterialización total en unos
y ceros, Punctum editó un cd como acompañamiento del libro que incluye piezas
inéditas de toda su carrera. Y si quieres escuchar su música hiperdélica en su
precioso formato original, Al Margolis mantiene activo el catálogo de su
antiguo sello de cintas Sound Of Pig, donde puedes encontrar una decena de
referencias de Minóy y unas trescientas cassettes que conforman una
enciclopedia de la "cassette culture" de los 80 (http://www.pogus.com/catalogue_sop.html).
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Manchas y Ruido # 8 (2019).
5 cómics increíblemente extraños.
“Cerebus”, Dave Sim & Gerhard.
Cerebus es el cómic más
extraño que he leído en mi vida. 6000 páginas que comienzan como un divertido y
espectacular cómic de aventuras, y que se va volviendo más y más serio,
complejo, bizarro y perturbador a medida que avanza. Leerlo de principio a fin
fue, hace unos años, una de las experiencias sensoriales más extremas que
recuerdo. Mi mente vivió en ese cómic durante varias semanas, y cuando lo
terminé, mi cerebro estaba confundido y sacudido. Las ideas de Dave Sim son
absolutamente detestables, y por ello no se habla de él como el genio innovador
y virtuoso que es, pero como artista de cómic no tiene parangón, y los fondos
de Gerhard son tan increíblemente detallados y cuidados, que podrían haber sido
dibujados por Durero. Más que un simple cómic, un agujero negro.
“Paul”, Pascal Doury.
“Paul” apareció en el primer
número de la segunda etapa de la revista RAW, la antología de cómic
vanguardista editada por Art Spiegelman y Francoise Mouly. Con una viñeta/dibujo
por página, seguimos las peripecias de un “niño” llamado Paul un día
cualquiera. Como en un acelerador de partículas, las imágenes van adquiriendo
más velocidad, capas de significado y detallismo maximalista, mientras que los
casi clínicos textos que las acompañan permanecen imperturbables en su
objetividad. Una obra maestra del cómic más salvaje.
“Sourball Prodigy”, Mike Diana.
Los cómics de Mike Diana dan
miedo. Pero miedo de verdad. Meterse en sus mundos es asomarse al lado más
oscuro y horrible de la psique humana. Los artistas japoneses Suehiro Maruo y
Shintaro Kago también han explorado esta faceta, pero lo han hecho cargados de
sensualidad, erotismo (Maruo) y formalismo (Kago). Diana se sumerge en el fango
sin escudos ni disfraces. Tras leer esta colección de cómics psicópatas, tu
cerebro necesitará una ducha.
“Schizo # 2”, Ivan Brunetti.
A mediados de los 90, Ivan
Brunetti publicó los tres primeros números de su revista “Schizo”, en mi
opinión uno de los grandes cómics de todos los tiempos. “Schizo” es un huracán
de nihilismo y trauma dibujados por un talento natural con un dominio del cómic
absolutamente apabullante. El número 2 es, sin duda, el menos humorístico y más
extraño, y la historieta central “Turn Your Eyes Inside And Dig The Vacuum...”
es lo más parecido a un brote psicótico en forma de cómic.
“A shroud of Waldo”, Kim Deitch.
Tras años dibujando historias
con el aterrador pero entrañable gato Waldo, en 1992 Kim Deitch publica esta
maravilla, donde explica el origen del mítico gato demoníaco, y es más
sorprendente de lo que cualquiera podría haber esperado. Para mí, Deitch es el
mejor artista de su generación junto a Crumb, y cualquiera de sus cómics
merecen estar en un museo. “A shroud of Waldo” es parte fundamental de su
universo y propia mitología.
Mat Brinkman - “Teratoid
Heights”, “Multiforce” (Hollow Press, 2018).
No me canso de decirlo, y he
escrito sobre ello algunas veces en mis fanzines: Mat Brinkman es el artista
más importante e influyente de los últimos 25 años. Sus carteles, cómics y
tipografías marcaron un nuevo paradigma gráfico en los años 90, y al frente del
colectivo Fort Thunder, lideró una de las épocas doradas del cómic expansivo,
un siguiente eslabón en la cadena psicodélico-explosiva formada por Zap Comix,
RAW, ESDS, LDC y el gigante Gary Panter (un género en sí mismo).
Brinkman es un artista
esquivo, y sus artefactos impresos se pueden contar con los dedos de una mano,
así que la reedición de sus dos grandes obras maestras es el acontecimiento más
importante del mundo del cómic de los últimos años.
“Teratoid Heights”, publicado
originalmente por Highwater Books en el año 2000, supuso hace más de una década
mi entrada al universo Fort Thunder y es una publicación absolutamente única,
repleta de cómics hechos en una galaxia lejana por una imaginación prodigiosa;
un “Codex Seraphinianus” dibujado en órbita a Próxima Centauri. El libro
recopila los minicómics que Brinkman autoeditó en los 90, y es la piedra fundacional
de ese mundo. Fort Thunder año cero.
“Multiforce” es el nombre de
la serie que Brinkman publicó durante el cambio de siglo en el periódico
colectivo “Paper Rodeo”. La maravillosa editorial de ensueño Picturebox ya
recopiló estas páginas en 2009, pero la edición llevaba agotada unos cuantos
años; algo trágico, ya que su belleza deslumbrante y arquitectura formal no
tienen parangón.
La editorial italiana Hollow
Press, consciente del material que tiene entre manos, reedita estas dos
importantísimas piezas en tapa dura y con el cuidado que merecen. Si tienes
algún interés por el mundo del cómic, la fantasía psicodélica más expansiva y
el arte que hace soñar despierto, no lo dudes ni un momento. (https://hollow-press.net/).
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Manchas y Ruido # 9 (2019).
En mi última visita como
Atomizador a mi querida Barcelona, tuve tiempo de pasar por Fatbottom Books,
quizás la tienda de cómics más asombrosa que he visitado después de la mítica
Lambiek, en Ámsterdam. La librería refleja el gusto exquisito de su dueño,
Nico, un héroe que ha creado un centro neurálgico de arte marginal y grafismo
subterráneo. Pilas y pilas de libros y fanzines increíbles se amontonan
ocupando el minúsculo espacio. En cada rincón que miraba encontraba un libro
que me habría llevado a casa si mi economía me lo hubiera permitido, pero lo
que me dejó absolutamente impresionado fue un cómic que no conocía: “The Green Hand and other stories”, de
la artista francesa Nicole Claveloux.
El libro recopila varias historias publicadas a finales de los 70 en un par de
álbumes para Les Humanöides Associés. El dibujo de Claveloux es una delicia
para los sentidos, el híbrido perfecto entre el delirio colorístico del gran
Heinz Edelmann y el dominio de la línea de Moebius. Las historias, escritas por
Edith Zha, tienen la lógica de los
sueños más preciosos y son el complemento perfecto a los ensoñadores, fantásticos
e híper imaginativos dibujos. No sé si cuando Julie Doucet publicó sus primeros
números de Dirty Plotte conocía el trabajo de Nicole Claveloux, pero hay
algunos cómics aquí que parecen los antepasados directos de sus cómics más
experimentales y salvajes. La única pega que le pongo a esta maravilla es que
no recopile también “Morte-Saison”. ¿Qué les costaba meter 60 páginas más y
convertir el libro en una antología? Argh...uno de mis grandes descubrimientos
del último año. ¡Gracias Fatbottom!
Teodoro Hernández acaba de sacar dos nuevos números de su maravilloso fanzine, ejemplo
de resistencia y perseverancia que ya merecería un monumento en la plaza mayor
de su Arnedo natal. En el número 32 del fanzine Miguel (la versión gráfica de esta publicación), un puñado de
cómics minimalistas y entrañables en los que realiza una crítica al trabajo, al
turismo, a lo que se entiende por “cultura”, a la tecnología y al capitalismo
moderno en general. Es increíble que en 16 páginas de tebeos, Teodoro consiga
plasmar lo que no logran decenas de artículos sesudos y pretenciosos. El número
33 del fanzine Eskupe Al Alkalde lo
conforma un texto ampliado de la interesantísima y sulfúrica entrevista de
Ciemo para el último número del MRR (que también incluye una entrevista con
Piñén, ¡eso es despedirse por todo lo alto!) y está lleno de pensamientos para
enmarcar: “No somos nada en Internet, porque Internet es la nada, es un timo
casi tan grande como el dinero, que es nada”; “nunca quisimos que el punk fuera
productivo”; “un punk solo necesita una maqueta en bandcamp para recorrerse el
mundo emborrachándose con otros idiotas” (!!!); “Nos dicen que todo lo que se
repite está muerto. ¿pero lo nuevo, viene de la vida o de la muerte?”; etc. Tratándose
de una publicación tan honesta y personal (que a veces se siente casi como un
diario de su autor), es absurdo resaltar estos números por encima de otros más antiguos,
pero la verdad es que leyéndolo he vuelto a vibrar y a sentir mi cerebro
removiéndose como tantas veces ha ocurrido con este fanzine, uno de mis
favoritos de todos los tiempos. Teodoro no vende estas joyas, sino que las
regala o intercambia, escapando así heroicamente de las garras del maldito
dinero y el capital. Si quieres conseguirlas: www.altaintensidaz.com.
Jørn Stubberud,
conocido en la escena black metal como “Necrobutcher”,
fue miembro fundador de Mayhem y bajista durante su era legendaria (1987 –
1994), marcada por la entrada de Pelle “Dead” Ohlin, un joven y alucinado
vocalista sueco obsesionado con revivir una experiencia cercana a la muerte que
tuvo a los 10 años de edad tras una paliza propinada por unos matones de su
colegio. “The Death Archives”,
publicado por Ecstatic Peace, recoge un montón de fotos alucinantes del día a
día de la banda, las memorias de Necrobutcher de esos años y un epílogo de
Thurston Moore en el que sitúa a Pelle Ohlin como el increíble artista que fue.
Un poeta alienado de la existencia humana que soñaba con despertar de esta
realidad. Un tipo que aspiraba animales muertos para sentir la muerte. Más
cercano a Edgar Allan Poe, Nick Blinko e Ian Curtis que a las patochadas de
Kiss. “Pertenezco a los bosques y así ha sido siempre. No soy humano, esto es
un sueño y pronto despertaré”, escribió en su nota de suicidio. El libro supone
una visión realmente fascinante de uno de los grupos más extraños, originales e
influyentes de la historia del metal. Un libro precioso, que al contrario que
el amarillista “Lords of Chaos” (cuyos autores no voy ni a mencionar por no
manchas estas páginas de basura nazi), está repleto de emoción, arte y música. “A dream of another
existence / You wish to die / A dream of another world / You pray for death /
To release the soul / One must die / To find peace inside / You must get
eternal” (“Life Eternal”).
En los años 80 y 90, Reino
Unido fue el epicentro de la música esotérica post-industrial nacida de la explosión
atómica de Throbbing Gristle e Industrial Records. Psychic TV, Coil, Nurse With
Wound, Current 93 son los nombres clásicos de esa fascinante escena, que mezcló
la música electrónica más extrema y el folk con ocultismo, rituales “mágickos”,
Austin Osman Spare, y drogas a mansalva para trascender y alcanzar el éxtasis
psicodélico. Rose McDowall fue una
de las figuras pertenecientes a ese extremado universo caleidoscópico de música
e ideas, aportando su dulce y etérea voz a clásicos absolutos como “Swastikas
for Noddy”, “Thunder Perfect Mind” y “Love’s Secret Domain”, entre otros. Sorrow es el nombre del dúo que formó a
principios de los 90 con su pareja Robert Lee (otro sospechoso habitual de esa
escena) y “Under the Yew Possessed”
el nombre de su primer disco (publicado en 1993), que ahora reeditan Night
School y Piski Disk Records (el antiguo sello de McDowall, que por lo visto
resucita para la ocasión). La verdad es que desconocía totalmente la existencia
de este disco, una lástima porque es una joya de dream-folk nebuloso que suena
como unas Talulah Gosh bajo el efecto de opiáceos y hará las delicias de
cualquier fan de Julee Cruise, This Mortal Coil y otras músicas flotantes. Serpentinas
melódicas, armonías y arreglos que beben de los mejor del garage-pop de los 60,
melancolía y belleza a raudales y una de las canciones más perfectas que he
escuchado este año, “Ice and I”, puro paraíso sonoro. Tras escuchar el disco un
par de docenas de veces (siempre que lo pincho lo pongo 2 veces seguidas, es
totalmente adictivo), ya estoy deseando que Night School se lance a reeditar el
segunda y última obra, “Sleep Now Forever”. Ah, y si escuchas este disco y te
gusta, Michael Kasparis, músico escocés responsable del sello, reeditó en 2015
“Cut with the Cake Knife”, temas en solitario de Rose McDowall grabados del 86
al 88, otra maravilla de pop ensoñador de otra época.
Tras las cajas de Witcyst y Omit, el sello noruego Pica Disk continúa su labor archivista con la edición de “Minecxio Emanations 1993 – 2018”, de los inclasificables e increíbles Reynols, uno de los tantos grupos que descubrí a través de la revista Bananafish y que trastocó mi mente en los años 2000. Reynols fueron célebres por estar liderados por el gran Miguel Tomasín, baterista y vocalista con síndrome de down, y durante el cambio de siglo revolucionaron la escena noise más expansiva (con mayor impacto en Estados Unidos) con su mezcla única de rock cósmico improvisado, electrónica maximalista y arte libre conceptual. La caja incluye 6 cds inéditos, un dvd con actuaciones en directo, un libreto a color con fotografías, portadas, recortes de prensa y dibujos, y otro informativo con un excelente artículo de Marc Masters que ayuda a contextualizar la (no) existencia de este grupo tan particular, y testimonios de gente como John Olson, C. Spencer Yeh, Oren Ambarchi o Lasse Marhaug. Los cds presentan a Reynols en toda su amplitud de formas musicales: en formato banda con su característico rock magmático; en formato conceptual tocando la Torre Eiffel y aires acondicionados, en directo en La NASA y con su legendaria “Sinfonía de los 10.000 Pollos”; y con diferentes amistades: la grandiosa Pauline Oliveros, No-Reynols, el oscurísimo y brillante compositor argentino Nelson Gastaldi, Acid Mothers Temple, el bizarrísimo músico juvenil Jazzy Mel y el presentador Doctor Socolinsky, que convirtió a Reynols en la banda residente de su programa matutino, una de las más extrañas irrupciones de la música subversiva en la cultura oficial. Horas y horas de música hiperdélica de una de las “bandas conjunto” más singulares de este universo y seguramente de cualquier otro por descubrir. Un viaje a Minecxio, el mundo mágico sin barreras ni normas más allá de la inteligencia creado por Miguel Tomasín.
Han pasado más de 20 años
desde que Merzbow publicara su
trilogía para el famosísimo sello de metal Relapse e hiciera crecer las mentes
de centenares de fans de los sonidos extremos. En esa época (finales de los 90)
fue cuando también contraje el virus del noise japonés y pasaba horas
castigando mis oídos con cintas compiladas de puro ruido que me montaba para
escuchar en mi walkman a todas horas. Hijokaidan, Incapacitants, Masonna,
C.C.C.C., Solmania, Pain Jerk y, por supuesto, el emperador del noise electrónico,
Masami Akita, nombre real de Merzbow. Ni recuerdo las veces que me fui a dormir
arropado por los mantos y espirales electrónicas de “Space Metalizer” (todavía
mi disco favorito de él). Relapse acaba de reeditar “Venereology”, primer disco de los tres que sacó para el sello, y
el único de ellos que no había escuchado. Qué puedo decir... Merzbow en los 90
era absolutamente imbatible, uno de los grandes músicos electrónicos de la
historia, con decenas de discos apoteósicos. Un manantial de puro sonido que
reinventó la música electrónica, la música industral, la música psicodélica y
el ambient, y generó miles de copias en todo el planeta. En los 2000 Merzbow se
pasó a lo digital y, en mi opinión, perdió esa magia que desarrolló en la
década anterior en tantos y tantos discos increíbles. “Venereology” sigue
sonando impresionante y sorprendentemente “zen”. Si no estás familiarizad@ con
la música de este gigante o solo conoces su aburrida faceta digital, este es un
lugar perfecto para enchufarte a una de las músicas más sorprendentes y
revolucionarias de finales del siglo pasado. Espero que Relapse no se quede
aquí y reedite también “Pulse Demon”, “Tauromachine” (igual de tremendos) y el
espectacular “Inner Mind Mystique”, de Masonna, otro de los clásicos del noise
90s.
Y, por último, dos libros
publicados recientemente por Fantagraphics que han expandido mi mente estos
últimos meses:
“The Black Prince of the Underground”, de Jim
Osborne, maravilloso librito que recopila los oscuros y violentos cómics de
este dibujante, al que yo conocía por sus ilustraciones en Arcade Comics Revue.
Cómic negro barroco del mejor, otra delicia más del proyecto de recuperación de
cómix underground americano que está llevando a cabo Fantagraphics. Para archivar
junto a los libros de Spain, S. Clay Wilson, Greg Irons, Rory Hayes, etc.
“Art
Out of Chaos”, biografía de Maxon
Crumb, hermano pequeño de Robert Crumb y otro talento inconmensurable. En
la increíble película “Crumb” (1994, Terry Zwygoff), Maxon es ese entrañable
chalupi que duerme sobre una tabla llena de clavos, parece que se ha cortado el
pelo usando un orinal, y se come de cuando en cuando un cordón blanco para
“limpiar” su sistema digestivo. Ahora Maxon se ha vuelto un místico, y la
verdad es que el libro es una joya repleta de arte, traumas y memorias del
reverso de su castigada mente. Tras esto, sueño con que un día se publiquen al
completo los deslumbrantes dibujos y cómics del malogrado Charles Crumb, el más
genial de esa familia desbordada
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Manchas y Ruido # 10 (2019).
Esta vez, la sección habitual
de reseñas aparecida en los anteriores tres números del fanzine se convierte en
una perorata de recomendaciones breves de artefactos espirituales que han
pasado por mis manos últimamente.
La editorial italiana Hollow Press continúa con su inestimable
labor de publicar la obra del más grande artista vivo de los últimos 30 años, Mat Brinkman. “Kat Trap” es la reedición de un cómic mudo que Brinkman dibujó a
los 18 años en su Texas natal. No tan necesario como “Multiforce” o “Teratoid
Heights”, pero para alguien como yo, que intento tener toda rayita que este
genio ha dibujado, es una de las grandes noticias gráficas del año. (https://hollow-press.net/).
Le Dernier Cri,
la editorial que más me ha marcado en mi vida (ver Manchas y Ruido # 7), une fuerzas
con mi dibujante actual favorito, Abraham
Díaz, para publicar “Art Hate”,
una virguería de dibujos expresionistas impresionantes, como todo lo que hace
este genio del cómic moderno. 200 ejemplares serigrafíados a 8 colores por el
maestro Pakito Bolino. (http://www.lederniercri.org).
C.F., nombre artístico del artista y músico Chris Forgues, vuelve a la carga tras unos años de perfil bajo con “Pierrot Alterations”, un precioso librito repleto de cómics y dibujos. C.F. es el dibujante de cómics más copiado de las últimas dos décadas, y su estilo se puede percibir hasta en los carteles del ayuntamiento. El cómic moderno no se puede entender sin él, y aunque su influencia ha resultado, en mi opinión, nefasta muchísimas veces, el tipo no tiene la culpa de su copiona descendencia. Recemos porque algún día nos dé una alegría y se decida a continuar su obra maestra “Powr Mastrs”. (https://anthology.net/books/).
C.F. también aparece en el
número 10 de la ya legendaria antología Kramers
Ergot. Ya sabes, la biblia del cómic moderno y todo eso. Ivan Brunetti,
Lale Westwind, Crumb, Johnny Ryan, Anouk Ricard, Shary Flenniken (¡la gran
sorpresa de este número!), el todopoderoso Kim Deitch...sin llegar a alcanzar
las cimas de los números 4 y 5 (que hicieron explotar cabezas gráficas por todo
el planeta), el libro es una delicia y está editado, como siempre, por Sammy
Harkham con un gusto absolutamente exquisito. (http://www.fantagraphics.com/).
“Mercado Negro”
es el segundo disco de Cremalleras,
uno de mis grupos favoritos salidos de México en los últimos años. El dúo lo
forman Daniel Álvarez y Violeta Hinojosa, que cantaba y tocaba el bajo en los
buenísimos Ratas del Vaticano. Punk salvaje ultracabreado y depresivo y una
portada espectacular, aunque se echa de menos la serigrafía derretida
característica de los viejos discos de Cintas Pepe). La voz de Violeta me
encanta desde los tiempos de Ratas, y aquí suena mil veces más chillona y
desesperada. Uno de los pocos discos punks actuales que escucho últimamente. (https://cintaspepe.bigcartel.com/ -
https://www.thrillingliving.com/).
El bueno de Charles Rice Goff III (ver entrevista
en Manchas y Ruido # 8) me manda su último disco, “Swinging from loose hinges...an homage to the music of the Doors”,
un increíble cd-r de iconoclastas versiones de los Doors, un grupo por el que
Charles y yo compartimos adoración. La música es tan original como todo lo que
he escuchado de este héroe de Kansas, y como siempre, está disponible para
escucha y descarga gratuita en https://archive.org/details/SwingingFromLooseHinges.
(http://www.tapedrugs.com/).
No puedo parar de escuchar el ALUCINANTE “The Expanding Universe”, de Laurie Spiegel. Este triple vinilo o doble cd reedita el disco originalmente publicado en 1980 y añade 100 minutos más de la mejor música electrónica del mundo. No tengo palabras para describir esta obra maestra. Si pudiera, viviría dentro de la pieza que da nombre al disco, 30 minutos de nirvana electrónico ambiental atemporal. La mayor sorpresa musical de los últimos meses. (https://www.unseenworlds.com/).
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